Teniendo en consideración la gran presión que existe sobre los recursos naturales mundiales y la urgencia en la búsqueda de soluciones de contención, la “dieta mediterránea” ofrece un conjunto de propuestas de humanización de las relaciones sociales y de respeto a la naturaleza.
Inscrita por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, la “dieta mediterránea” contribuye a la reflexión de problemas globales, puede ayudar a rehabilitar y valorizar comportamientos y prácticas de protección de la biodiversidad, de agricultura sostenible, de estilos de vida sanos, de cooperación entre las personas y de respeto por las culturas locales.
Este modelo cultural y patrón alimentario potencia la dinamización y el fortalecimiento de las economías locales a través de la producción y el consumo de los productos endógenos y promueve el turismo cultural y de naturaleza, tan importante en la vida de las poblaciones cuya economía es de pequeña escala.
En definitiva, la “dieta mediterránea” es un modelo capaz de garantizar la sostenibilidad del planeta y la salud de las poblaciones.